domingo, 22 de mayo de 2011

Argelia, pivote geopolítico para España y la Unión Europea

Rubén Ruiz















Argelia, país en el que las revueltas árabes no han tenido la incidencia de otros estados árabes, es geoestratégicamente importante para España. Argelia es el país del que España importa la mayor cantidad de gas natural (35,9%) o, en general, de energía. Para Argelia, España también es un socio comercial importante, puesto que las exportaciones a España, según datos de 2008, le suponen un 11,4%, la tercera mayor cantidad, tras Estados Unidos (23,9%) e Italia (15,5%). Y las exportaciones de España a Argelia suponen un 7,4%  de las exportaciones españolas, detrás del 16,5% de Francia, del 11% de Italia y del 10,3% de China.


Argelia es uno de los estados más avanzados de África. Gracias a los ingresos por los recursos energéticos, la seguridad y los contratos comerciales, Argelia ha potenciado su diplomacia. En 2006, Argelia se comprometió en un plan de cinco años a invertir 100.000 millones de dólares para modernizar la economía y reconstruir la infraestructura. Además, el país ha obtenido gran credibilidad por parte de la Comunidad Internacional gracias a su lucha contra el terrorismo. Argelia intenta diversificar sus relaciones para no ser dependiente de ningún Estado en concreto. El aún conflicto del Sahara Occidental perjudica gravemente las relaciones entre Argelia y su vecino, Marruecos. El gobierno de Argel no sólo mantiene buenas relaciones con España, por sus acuerdos comerciales, sino también con Estados Unidos, con Rusia, ya que existe una asociación estratégica con Moscú, y firmó en 2006 un acuerdo estratégico de asociación con China.

Desde el acuerdo de 1975 de suministro de gas a España por 20 años, las relaciones entre Argel y Madrid son más estrechas y se intensifican las relaciones diplomáticas con este país magrebí. Además, hay que tener en cuenta que la firma de este acuerdo se produjo en una época de crisis energética y altos precios, tras el embargo de 1973. El acuerdo por 20 años significó el deseo de España de asegurar el suministro energético y garantizarlo frente a cambios políticos. Los argelinos sabían el poder que les daba el hecho de contar con tal preciado recurso energético, pero esa posición de fuerza y poder se contrarrestaba con la necesidad de contar con una financiación estable para desarrollar su economía. Este acuerdo, por tanto, no se puso en peligro tras pasar por malos momentos las relaciones hispano-argelinas, tras la firma de los acuerdos de Madrid en 1975, según los cuales se cedía la administración del Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania, y traicionando la promesa española de descolonizar el territorio. En los años 80, se potenció con Argelia la cooperación, en un primer momento económica, después política y, finalmente, en todos los ámbitos.

Pero Argelia no sólo es importante para España, ni para los estados europeos mediterráneos. La Unión Europea firmó en 2002 un acuerdo de asociación con Argelia, poniendo fin al aislamiento argelino. Además, la Comisión Europea desarrolla proyectos de cooperación en el país magrebí: apoyo a la transición económica y al comercio, infraestructuras, desarrollo rural y local, desarrollo de los recursos humanos y los servicios sociales básicos, el fomento de la justicia y una buena gobernanza.

La necesidad española de mantener buenas relaciones con Marruecos (acuerdos comerciales, de inmigración, de pesca, aduaneros, contra el tráfico de drogas, de protección civil, científico-técnicos, culturales, etc.) puede provocar ciertas reticencias a Argelia (se ha podido ver algunas veces, como ya he enunciado en el tema del Sahara), y viceversa, por lo que un acercamiento del triángulo diplomático Madrid – Rabat – Argel sería beneficioso para todas las partes.

Se ha llegado a plantear la idea, por parte de algunos autores, que sería positivo para España, y para asegurar aún más su suministro de gas natural, que España pasara de ser un mero país receptor de energía a convertirse en un país de tránsito, lo que disminuiría la vulnerabilidad de España y el riesgo del uso de la energía como arma política. El analista Paul Isbell afirma que “España debería intentar pasar de ser un mero punto de importación de gas, a un país de tránsito canalizador de gran parte del gas de Argelia (…) hasta Francia”. De la misma manera, “esto podría alentar a Argelia a desempeñar además de su papel principal como productor y exportador de gas, el rol de país de tránsito para el gas nigeriano a través de un futuro gasoducto transahariano, en su eventual viaje a Europa a través de futuros gasoductos transmediterráneos[1]. Pues bien, en julio de 2009, Argelia, Níger y Nigeria firmaron un acuerdo para la construcción del Gasoducto Transahariano (TSGP), y cuya finalización está prevista para 2015, año en el que debería transportarse gas desde Nigeria hasta Europa a través de Níger y Argelia, conectando en este último directamente con el gasoducto submarino Medgaz, entre Argelia y España. Este gasoducto podrá transportar entre 20.000 y 30.000 millones de metros cúbicos de gas natural anuales, lo que corresponde al 25% de las necesidades de gas de la Unión Europea. Nigeria, para la viabilidad del proyecto, tendrá que resolver el problema que le supone el Movimiento de Emancipación del Delta del Níger, que atenta contra esta zona productora de petróleo y gas.

Sin embargo, el riesgo de que se produzca un corte de suministro energético por parte de Argelia, o, en general, en el Magreb, es relativamente bajo, puesto que no existe una dependencia energética por parte de España, sino una interdependencia, ya que, si bien el hecho de necesitar las importaciones de energía es una muestra de debilidad hacia el exterior, ésta queda mitigada al necesitar los países productores los ingresos de España por la energía, así como las inversiones de las empresas en la región.



[1] Isbell, P.: El rompecabezas de la seguridad energética. ARI Nº 67/2008. Real Instituto Elcano. 26/06/2008.





1 comentario:

  1. Importante artículo!!! Muy bien desarrollado! Enhorabuena! João Francisco

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