La UE adoptó en octubre de 2009 la Estrategia del Báltico. Allí confluyen vectores geoestratégicos del centro, norte y este de Europa, en la frontera de la UE y la OTAN con Rusia, que suministra el 100 por cien de los hidrocarburos a los países del área. Este escenario tiene un impacto directo en las relaciones de la UE con Moscú y en el desarrollo de una política energética común.
Estonia, Letonia y Lituania viven desde su ingreso en la UE en una situación de aislamiento en cuanto a sus infraestructuras energéticas dando lugar a lo que se ha conocido como “isla energética del Báltico”. Además de depender totalmente de Rusia en materia de hidrocarburos, su dependencia energética en general es superior al 50 por cien para Letonia y Lituania y al 25 por cien para Estonia.
La UE carece de una política energética común pero apoya los proyectos de integración y diversificación de suministro. Rusia se retiró de la Carta de la Energía en 2009 y juega la táctica de la división y negociación bilateral con los Estados miembros. La solución a esta “isla energética báltica” es su integración a las redes europeas.
El desarrollo del NordStream, un costoso y complejo proyecto logístico de gas que conectará vía submarina a Rusia y Alemania, supondrá un cambio trascendente para los países bálticos y Polonia, que perderán su posición como zonas de tránsito. Se prevé que esté operativo en 2013. El proyecto evidencia la falta de solidaridad europea en materia energética.
En respuesta, Polonia construye desde 2010 una terminal de gas natural licuado (GNL) en Szczecin y estudia un segundo proyecto, tras acordar con Qatar el suministro de GNL desde 2014. Los países bálticos han estudiado conjuntamente la ubicación de una terminal de GNL.
En cuanto al sector del gas, Lituania y Polonia acordaron en 2010 la construcción de un gasoducto de interconexión, el proyecto Amber. Lituania está asimismo realizando estudios geológicos para la construcción de un depósito subterráneo de gas. Letonia cuenta con un depósito similar pero es propiedad de la rusa Gazprom y no contribuye por tanto a la diversificación del suministro.
Las interconexiones eléctricas supondrán la integración de los países bálticos en la red eléctrica europea UCTE y la aparición de un mercado eléctrico liberalizado, BaltPool, integrado con el escandinavo NordPool a partir de 2013.
En lo referente al petróleo, la única refinería del Báltico, la lituana Mazaikiu Nafta, fue adquirida en diciembre de 2006 por la petrolera polaca PKN Orlen, frente a otras ofertas de Rusia y Kazajstán. Ante la negativa de Polonia a la entrada de capital ruso, se interrumpió el suministro de crudo ruso a través del oleoducto Druzhba alegando “deficiencias técnicas”. Ello provocó el veto lituano a las conversaciones UE-Rusia en 2008 por lo que el “asunto Druzhba” ha sido asumido por la Unión.
El sector nuclear ha vivido un auge en el Báltico en 2010 y Lituania desarrollará la central de Visaginas, que sustituirá a la de Ignalina, desactivada en 2009 en cumplimiento de las condiciones de adhesión a la UE. Esta central era la única del Báltico y se aspira con el proyecto a conservar el liderazgo nuclear lituano en la región. Lituania ha ofrecido a sus vecinos participación en el proyecto, hasta un 49 por cien del capital, teniendo en cuenta la potencia de los reactores de tercera generación.
Bielorrusia y Rusia anunciaron su intención en 2009 de construir sendas centrales nucleares en el enclave de Kaliningrado. Parece que existe la intención de frenar la construcción del proyecto lituano, más que un interés económico-industrial.
Bielorrusia y Rusia han vivido momentos de tensión en materia energética desde 2007. Rusia suministra el 100 por cien del gas y el petróleo al régimen de Lukashenko. Éste se ha aproximado políticamente a la UE y se presenta como potencial socio energético de Lituania desde que ésta sufriera el corte del suministro de gas por parte de Moscú en 2010.
El proyecto Europe Asia Oil Transport Corridor (Eaoct) no se entendería sin las implicaciones bálticas y tiene por objetivo conectar la ruta logística de exportación de crudo desde el mar Caspio al Báltico, pasando por el Negro.
En definitiva, el factor económico en el Báltico trasciende lo económico. El concepto “seguridad energética” ha sido introducido en la nueva doctrina estratégica de la OTAN a propuesta de Lituania. Así ha surgido la iniciativa para crear un Centro de Excelencia de Seguridad Energética de la OTAN.
El problema a la “isla energética” del Báltico tiene su solución en su integración a las redes europeas. La cuestión de fondo es la falta de una acción común en materia energética por parte de la Unión. En este sentido destaca la Comunicación de la Comisión “Energía 2020”, presentada el 10 de noviembre de 2010. Fija las prioridades para los próximos diez años y las actuaciones para ahorrar energía, conseguir un mercado competitivo y garantizar la seguridad del abastecimiento, potenciando el liderazgo tecnológico y una negociación eficaz con nuestros socios internacionales.
La Comisión ha fijado 2015 como fecha límite para la realización del mercado interior de la energía. En los próximos diez años, se van a requerir inversiones en infraestructuras energéticas en la UE por valor de un billón de euros.
Se propone que la UE coordine su política energética en relación con terceros países, especialmente con respecto a sus socios más importantes. En el marco de la política europea de vecindad, la Comisión propone ampliar y profundizar el Tratado de la Comunidad de la Energía, con el fin de integrar aún más a los países deseosos de participar en el mercado de la energía de la UE. También se prevé la eliminación de las “islas energéticas” tras 2011.
No obstante todo ello depende en última instancia de la voluntad política de los Estados miembros. La falta de un mercado europeo de la energía es una realidad evidente por las elevadas diferencias de precios existentes entre los distintos países. Igualmente una política energética común no será creíble mientras continúen en los términos actuales las negociaciones bilaterales de suministro. Evidentemente resulta difícil conciliar la seguridad energética, el interés nacional y la articulación de una política energética común, pero el desarrollo ambicioso de las propuestas de la Comunicación apunta en la dirección adecuada.
Fuentes y recursos:
Fuentes y recursos:
El documento ha sido elaborado a partir del artículo “Rusia, la UE y la isla energética del Báltico”, publicado en la revista “Política Exterior” en su número de junio y escrito por Rafael José de Espona, miembro del consejo del Instituto de Relaciones Internacionales y Ciencia Política de la Universidad de Vilnius; y de la Comunicación de la Comisión Europea “Energía 2020”.
Que tal. Me ha parecido un buen trabajo. Yo estudio la licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autonóma de México y estoy trabajando en mi tesis con el tema de la política energética rusa y su impacto en la Unión Europea. En fin, me gustaría saber si es posible que compartan las fuentes de información de las cuales se han valido para redactar este ensayo, pues me serían de muchísima utilidad. Saludos cordiales.
ResponderEliminar