martes, 28 de junio de 2011

España y Portugal: una relación especial dentro de la UE

Susana de Valentín















Con la llegada de la democracia a Portugal el 25 de abril de 1974 tras la revolución de los claveles y la celebración de las primeras elecciones democráticas un año después, las relaciones con España, su país y compañero vecino, quien pese a la dictadura franquista del momento reconoció al nuevo régimen luso junto con Brasil y EEUU, comenzaron a experimentar cambios sustanciales, sobre todo, con posterioridad a la ola de descolonización portuguesa de los años sesenta y setenta, la inserción de España en la OTAN, la constitución de la democracia española y la entrada de ambos países como socios en el marco del proyecto común europeo. El ingreso tanto de España como de Portugal en la Comunidad Económica Europea, lo que tuvo lugar el 1 de enero de 1986, determinó la normalización de las relaciones entre las dos naciones, aunque ya inmersas en un período previo de transformaciones en muchos sectores, así como la adopción de políticas comunes y de un mismo mercado. Sólo a partir de entonces las relaciones políticas desembocaron en un terreno económico y cultural gracias a la nueva dimensión comunitaria.


Portugal es una República semipresidencialista articulada entorno a una pluralidad de distritos y dos regiones autónomas concretas: Madeira y las Azores. Los cinco órganos principales de la política portuguesa son el Presidente de la República, el Primer Ministro, el Consejo de Ministros o gabinete de gobierno, la Asamblea de la República y la judicatura, cuya máxima instancia es el Supremo Tribunal de Justicia. Históricamente, ninguno de los dos pueblos ha ido a remolque de los intereses del otro en prejuicio sensible de los suyos. Pero hoy, los elementos históricos y psicológicos que sí han conducido nuestras relaciones tradicionalmente están siendo sustituidos progresivamente por los propios de una estrecha cooperación, como dos estados socios europeos, en asuntos políticos y culturales, proyectos punta para la integración e interdependencia de ambas economías, así como por unos fuertes vínculos de amistad al más alto nivel que llegan a decidir en muchos aspectos de su respectiva acción exterior.

Así pues, el análisis del contenido más destacado de las relaciones bilaterales entre España y Portugal durante el período de los ochenta hasta nuestros días, configura el objeto del presente artículo, para comprender el grado de interdependencia de ambos países y de lo que actualmente representan ambas naciones para sí, con la finalidad de que el lector tenga una idea de la importancia y especialidad de éstas en la actualidad. No sólo en términos bilaterales, si no también en el contexto comunitario, pues el proyecto de la UE ha sido y es el moldeador fundamental de las relaciones luso-españolas, que siempre han estado marcadas por una histórica dinámica de enfrentamientos, alianzas, conquistas, negociaciones y tratados. Comenzaremos por una breve introducción histórica.

miércoles, 15 de junio de 2011

Perspectivas de la PCSD ante el papel de Alemania

Rubén Ruiz













A pesar de las reformas del Tratado de Lisboa, ni la UE ni sus estados miembros han conseguido responder conjuntamente a los cambios en su vecindad meridional ni a los retos que se plantean. Esta vecindad cambia de forma brusca y, sin embargo, no se consiguen adoptar en el marco europeo posiciones comunes entre los 27.

La crisis libia ha mostrado, en primer lugar, que las reformas institucionales no han sido capaces de solucionar los problemas básicos de la política exterior y de seguridad de la UE. Las reacciones de la Unión a los rápidos cambios políticos en algunos países árabes llegaron demasiado tarde y no tuvieron ninguna consecuencia. En los momentos decisivos, los gobiernos nacionales no están dispuestos a ceder el mandato político.

¿Por qué Afganistán no es Vietnam?

Ignacio Bisbe 















Con motivo de la conmemoración del décimo aniversario del inicio de la contienda occidental en Afganistán, hemos creído conveniente analizar el estado del conflicto y ante las adversidades que están padeciendo las tropas estadounidenses y sus aliados, se pretenden despejar algunas dudas acerca del posible paralelismo histórico y conceptual con una guerra que también duró diez años para los Estados Unidos, la Guerra de Vietnam (1965-1975).

Muy a menudo podemos observar que en los medios de comunicación se han comparado tanto los conflictos de Irak y Afganistán, iniciados por los Estados Unidos y sus aliados tras el 11-S, con la Guerra de Vietnam, en la que Estados Unidos sufrió su única derrota del siglo XX y cómo potencia mundial. El recuerdo de esa derrota y sus consecuencias políticas, militares, sociales y económicas, pesa como una losa sobre la conciencia norteamericana desde 1975 hasta hoy. Todas las intervenciones armadas estadounidenses en el mundo, desde esa fecha hasta hoy, han estado condicionadas por esa guerra y en ellas se han intentado evitar cometer los errores que conllevaron a tal humillación para toda una generación de estadounidenses. Su actual cúpula militar conoce muy bien esa mala experiencia, porque participó en aquél conflicto, siendo muchos de ellos soldados rasos u oficiales de primer escalafón.


A continuación, de forma resumida, compararemos ambos conflictos y su contexto histórico, principalmente desde un enfoque militar y geoestratégico,  para detallar posteriormente las principales diferencias y paralelismos que explican tanto el recurrente argumento de establecer paralelismos por algunos periodistas principalmente.

viernes, 10 de junio de 2011

Israel: antigüedad y actualidad; Relaciones con España (Parte II)

Susana de Valentin



















El vínculo profundo y la estrecha amistad que unen hoy a los pueblos de Israel y de España no se puede comprender sin antes conocer el significado de la presencia del judío y de la cultura y tradiciones judías en España desde tiempos inmemoriales, sobre todo, durante la era medieval y moderna. El sefardí es el descendiente del judío que habitó la Península Ibérica, a caballo entre España y Portugal, desde el período antiguo, pasando por el medieveo, hasta el siglo XVI, y expandiéndose, en épocas posteriores de la historia, hacia Europa occidental y la zona del Mediterráneo. Se encuentra íntimamente ligado a la cultura y tradiciones ibéricas, las cuales, a su vez, están nutridas de la filosofía, las artes, la lengua, la tradición, la cultura y todos aquellos elementos que han configurado la esencia judía. Una parte de nosotros, los españoles, está unida a lo que fueron los judíos durante la España antigua, medieval y moderna.

Pero centrémonos en las distintas etapas que ocupan el recorrido histórico del pueblo judío en España para una mejor comprensión de su especial significado. Del análisis de cada una de ellas nos ocuparemos en el presente artículo, con el único fin de trasladar al lector una visión de las consecuencias que tuvo la figura del judío y de todo lo que constituye su esencia para una parte de la actual cultura española y su patrimonio histórico, la cual une hoy estrechamente y con carácter especial a los pueblos de Israel y de España en el contexto de unas relaciones cuya profundidad y amplitud hunden sus raíces en dicha realidad, la cual pasamos a tratar a continuación: